Sarampión
El sarampión es una infección altamente contagiosa. El virus que la produce es del género morbillivirus de la familia de los Paramyxoviridae.
El sarampión es una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños, a pesar de que hay una vacuna segura y eficaz para prevenir la enfermedad.
La transmisión se produce principalmente por gotitas respiratorias aéreas, se propaga por la tos y los estornudos, el contacto personal íntimo o el contacto directo con secreciones nasales o faríngeas infectadas.
El virus presente en el aire o sobre superficies infectadas sigue siendo activo y contagioso durante periodos de hasta 2 horas, y puede ser transmitido por un individuo infectado desde 4 días antes hasta 4 días después de la aparición del exantema.
El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas.
Al cabo de varios días aparece un exantema, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que se extiende en unos 3 días, acabando por afectar a las manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días (media de 14 días).
La mayoría de las muertes se deben a complicaciones del sarampión, que son más frecuentes en menores de 5 años y adultos de más de 30 años. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la neumonía. Los grupos de alto riesgo para desarrollar un sarampión son los niños y las personas que sufren enfermedades crónicas y alteraciones inmunitarias.
Los viajeros que no están completamente inmunizados contra el sarampión están en riesgo. Se debe prestar una especial atención a todos los niños y viajeros adolescentes/jóvenes que no han sido vacunados contra el sarampión en su momento.
La enfermedad sigue siendo común en muchos países y los viajes a zonas densamente pobladas pueden favorecer la transmisión.
En los últimos meses, se han producido aumentos en el número de casos, incluso en países con una alta cobertura general de vacunación, ya que la enfermedad se ha propagado rápidamente entre grupos de personas no vacunadas.1
Rubéola
El virus de la rubéola es un togavirus del género Rubivirus. El virus de la rubéola es transmitido por vía respiratoria y se replica en la mucosa de la nasofaringe y en los nódulos linfáticos locales. Los humanos son el único reservorio conocido.
Los síntomas de la rubéola se caracterizan por ser transitorios, eritema, rash cutáneo, conjuntivitis, prurito, linfadenopatía postauriculares y suboccipitales, febrícula y náuseas. Las artralgias y artritis no son frecuentes en los niños, pero afecta a más de un 70% de los adultos, particularmente a las mujeres. La infección durante los primeros meses de gestación puede causar muerte fetal o síndrome de la rubéola congénita (SRC).
Los viajeros que no están inmunizados contra la rubéola se exponen al riesgo cuando visitan países en los que la cobertura vacunal es deficiente. Debe prestarse especial atención a garantizar la protección de las mujeres que pueden quedarse embarazadas durante el transcurso del viaje.
Paperas
Las paperas, o parotiditis epidémica, es una infección vírica que afecta principalmente a las glándulas salivares. El virus de las paperas pertenece al género rubulavirus, de la familia Paramyxoviridae.
Aunque las paperas son una enfermedad infantil leve, el virus también puede afectar a los adultos, en los que son bastante frecuentes las complicaciones como la meningitis o la orquitis.
Los humanos son el único reservorio conocido del virus de las paperas. Se contagia por contacto directo o con gotitas esparcidas por el aire desde el tracto respiratorio superior de individuos infectados.
Los viajeros que no están completamente inmunizados contra las paperas están en riesgo.
Hay vacunas trivalentes disponibles que cubren contra el sarampión, paperas y rubéola (triple viral (SRP o MMR por sus siglas en inglés).